jueves, 30 de julio de 2009

Fragmentos de la novela "La parabola del Gusano"De Oscar Fernando Sierra

VI CAPITULO

“mándame el dinero o el moni para irme, querida prima, cuando llegue a la Yusa le voy a pagar el ultimo centavo, confíe en mi”-dijo empedernida por vía telefónica. Intervino el esposo lleno de nostalgia con los ojos en el aguacero del llanto “Mire compa no deje que su mujer se vaya, se va a enchivar con otro hombre, no sea penco, es increíble que usted acepte que ella se vaya, es carne de ave, se va a equivocar compa, no sea maje Alley, no se haga el papo bien sabe a que va su mujer”-pensó el Gusano atisbando a Alley que agregó ciertas palabras hacia la mujer que lo marcaba en el abandono “ojalá las cosas marchen bien allá”. Oteando a Alley que aborda la motocicleta gris.
--¡Ey vos Javer¡ mandarías a tu mujer a la Yusa?—Cuestionó el Gusano cuando era un simple mortal. Javer con una mirada clavada en su rostro respondió –“nunca Chele, ¡jamás¡la mujer que deja al marido por el sueño americano, se endama con otro, es carne para otro hijueputa ,ya que se ajunta con un gringo o con un latin-lover y se olvida de vos y de los cipotes y así pasa con las mujeres que se quedan aquí, el hombre se amachina con otra mujer”-dispuso lerdo y flexible. “Ya me va a enviar el moni para dárselo al coyote, como sabrás me voy dentro de cinco días”-afirmó en el suplicio de las palabras. Alley dispersó una risa que enmadejó cierto tono de enojura “te dejo ir para que no pienses que soy malo”-bosticó gutural. La mujer insistió con sus labios rayados por el lipstick “dos años de trabajo y levantamos la casa, vos sabes que voy a trabajar honradamente”-dijo cínica que en sus adentros piensa lo contrario (si supiera que nomás llegar me ajunto con el primero que me salga).El silencio se mezcló con el humo que se extraía del fogón. “Vos Alley no la dejes va ir a bailar al tubo, vos sabes en esos mentados naiclub donde la mujeres bailan con hilos dentales y hacen poses de serpientes y muestran sus senos a todo dar, no seas caballo, amárrate los pantalones y no la dejes ir”-Dijo el Gusano caminando escuálidamente en la yerba del muro. Nadie lo escucha, ni lo escucharan. Trascurren las horas en el reloj de la pared--- ¡aló—preguntó Miledy escuchando la voz que provenía del aparato auricular. Gesticuló otra voz suave, si era de Glendi confirmando el largo viaje—ya esta listo todo-dijo Miledy al escuchar la afirmación de la prima y del hombre-coyote. “Mírenla ya se esta despidiendo del marido, que culote la jodida, se la van a volar allá en la Yusa, y al amigo Alley va empezar a padecer de una enfermedad crónica que algunos médicos empíricos le llaman “cornitis endémica en el frontis”-piensa el Gusano en su andanza indefinida trastabilla las hojas amontonadas en la altura del muro. Se mueve velocípedo, corcovea con la habilidad de un alpinista escalando el Tíbet “Ey Alley vos no te imaginas lo que esta haciendo tu mujer en este instante, y se esta revolcando con otro hombre fornido, bigote grueso y labios secos, le susurra al oído, lame el cuello y le quita el brasier, ella se expone al filo del deseo, se recuesta hundida entre las sabanas, la cama es de la prima, esta con ese cabrón que en verdad fue el que la mandó a traer, y como le malluga los pechos y se baja al pozo vulvico, jodido no le chingue la mujer a mi paisano. Ella cierra los ojos en la cortina d ela incitación, ¡uy¡ que gran puta, a eso fue a la Yusa a quemarle la pata al marido, irse tan lejos para hacer una barbaridad de esas, mire como le amordaza el cabello, se esfuman en la oscuridad. Sé comen uno a otro, besos con lengüita. Llega la Glendi atontada por un dolor de migraña que la esta matando por todo el cerebelo. Reacciona al descubrir la escena amorosa, al desnudo, anudada en la telaraña de la pasión .Les grita compulsiva, colapsa en el desmayo. Mileydi y el hombre se incrustan sus vestiduras sin decir una tan sola palabra desaparecen como ladrones. Glendi despierta despistada sin recordar el acto-escénico-pasional. “Te lo dije jodida que no la mandaras a traer”-le dijo Suyen al mirarla hundida en su ultima congoja y delirio. –“El marido me vale riata, es otra cosa la que mas me duele”-afirmó tacita esculcando los neceseres. Suyen subrayó -¿Qué cosas?-Glendi le urdió la verdad “las joyas”-despreciativa empuñando un objeto metálico difícil de notar. “Mire compa la Mileydi se perdió en la nave del tiempo, dejó al marido de forma definitiva, en la plenitud de la soledad con sus hijitos, Alley no volvió a saber nada de ella. Él todavía nada espejeando esperanzas de que Mileydi no se fue con otro y de que va a volver”. Ahí voy gusaneando, no hay oportunidad de volver a la vida, este muro es una nave inmóvil que me lleva al infinito.


VII CAPITULO
“A esta hora convertirme en Gusano, empujándome como Gregorio Samsa del señor Kafka ,empujando la pared, deformándome la quijada, polimorfo, zoomorfo con la quijada estirada hacia abajo, la escualidez de mi piel estirándome como hule, aquí en este dormitorio solitario que se parece al del señor Kafka nadie lo ha escuchado, se trasformó en una enorme mosca y yo estoy sintiendo como un animal de luces, de cera, animal de oscuridades, pierdo la razón y caigo en el vacio, me levanto revolcándome, me salen ronchas en mis brazos, erupciones de picaduras, rojiza epidermis siento que avanzo abarcando todo el espacio que me agiganto, mi mujer no lo entiende de que estoy solitario entre libros con las cameras desarregladas y el chillido del niño desde la cuna ,Salí vos mierda me dice en tono despectivo y empecinada.
Yo con una angustia de pájaro sin alas ,camino ,rebaso la silla, caigo boqui abajo, reacciono, el gritolerio de mi mujer acelera mi corazón no la entiendo cuando esta lunática, esta embarazada y es normal que este tirando los platos por todos lados, no soporto el cansancio de mi ansiedad, parece que he estado practicando atletismo, que bulle mi corazón, vuelvo a la cama y me domina el llanto del niño, ya le dio el pepe con leche ceteco ,mañana le va a dar agua de arroz, se ha apagado el sollozo, el silencio llega a mis oídos y mi mujer ha detenido sus palabrejas, me ubico la almohada en la cabeza ,un dolor se apodera de mis lóbulos me revuelco como perro en el fondo de la cama.




--Viejo Salí ¡tenes¡ que llevar el niño al centro de salud-oigo la orden, es que ella va para el trabajo, le vale que así preñada va para la chamba, viene hasta la noche “le limpias el culo al niño cuando se haga pupú y le pones un pamper” dijo ordenativa desde la cocina. Intento levantarme y siento una pesadez de mil caballos de fuerza, los ojos redondeados, pupilas delatadas, no estoy drogándome, ni consumo aspirinas, ni padezco de ningún mal, mis pies se mueven involuntariamente, ¡no puedo¡-.La mujer escuchó distante, se asomó al dormitorio, abrió la puerta y vio a su marido acostado, tranquilo con la música de sus ronquidos.
“¡caramba¡ que barbaridad voy a buscar un hombre que me ayude-pensó intranquila aligeró el paso chineando el niño extrayéndolo de la cuna, la mujer no volvió nunca mas.


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