miércoles, 29 de julio de 2009

Poemas bajo sangre

Poemas urgentes contra el silencio
Gorilas

Zoomorfos
Orangutanes legislan otoños de tarjetas de crédito
Una serpiente los seduce a caminar en ruborizadas oscuridades
El aroma a muerte secunda el meñique d e los impostores
Un mastodonte –verde con cuartada de binocular silencioso
engalana el espejo de la madrugada
un perro sabueso esgrime veredictos con el portafolio todopoderoso de la
Sodoma y Gomorra
Almacigo de metrallas
Apuntan al pájaro de nuestro archipiélago
Un lagarto susurra a sus cómplices el pavor del no retorno
La liebre con sus kimonos discursa algarabías de flaquezas
y el pájaro no debe regresar
















Le cuento la verdad

La madrugada en sus ojos tristes. Ellos entran con sus tentáculos. Hacen sonidos enigmáticos. El pájaro con sus palabras heridas, se le suben al pecho, le salen silabas por la garganta. Esferas de agonía .Un senderos de verdades en sus ojos de nostalgia como un becerro en la plenitud del degüelle. Una metralla ensaña su pecho. El estornudo de brazadas. El viento lo sumerge en el exilio. La nada lo escucha. Su grito aromatizó puerta y los jardines. En una abeja negra ascendió con eclipses de verdes alimañas.



















En este país
La verdad es un cocodrilo en aguas mansas
Líbrame señor
La libertad no existe en la memoria de la roca:
Paréntesis de una metralleta
Bota enmaraña ojos
Silbido de balas en la frente
Tortura de silencios
Algarabía de aguijones
Hiriendo primaveras
Amaestrados pittbull
Olfateando la sangre
Torbellino demoniaco de caballos sin cabeza
Gansos uniformados
Domesticados roedores del asesinato












Sin escape
Trote de canguro en el pistilo de una flor
aniquilan con efecto de verdugo
las damiselas de mi santuario
van escalando
cielos con pájaros de pólvora
escapamos como anoréxicos con latitudes en el espasmo de nuestra bandera
oí el ruido de la oscuridad
asoman ojos de cuervos
y mis sofismas de abismo
anclados en nuestra memoria
porque los Gorilas remedan el otoño de la libertades
destrozan puertas
ventanas
sin escape queda la lluvia en nuestro pecho
de efluvios distantes














Observando desde la ventana
A Galel Cárdenas a Donde este

El crepúsculo escapa
La llovizna cae
Un niño llora
Una mujer idolatra la oscuridad
Un hombre arropa la sangre de los perseguidos
Un poeta agoniza en la estrechez de una página
Un licántropo de verde piel
Lleva la pirotecnia de la odio
Ve asesinando la tarde de los que huimos
Ultrajan la madrugada de los sueños
Un sacerdote derrama rezos de dios Midas
Un periodista con sus latidos atrapados en el aguijón del escape
Un presidente con sus claraboyas de mar
retorna al regocijo
Las hienas lo esperan con el semáforo de la condena
Sin orillas
Ni fondos













PATRIA
Barco hacia abismos indescifrables
espacio de ninfas y soñadores
llevas la muerte en tus vértigos de mujer
en tu vientre los Gusanos moteados
carcomen tu vientre de madre
de tus pezones extraen el lácteo
del poder que los enferma en la medianoche de palacetes
madre patria
tu canción de cuna se ha terminado en el estrépito de la metrallas
han extirpado tus caricias de bandera
han inventado el suicidio en tu almohada
patria
te desnudan en un bazar de malavoluntados sabuesos
donde la serpiente muerde el calcañal de tu inocencia
de ti los dinosaurios corretean con sus ansias
doblegando espacios
desquebrajando columnas
nos sacan los ojos de golondrina
nos coartan la libertad bajo la firmeza de la farsa
Madre-patria-Honduras
te lloro desde los laberínticos mundos de un renglón.
Oscar F. Sierra








Golpe

Mayúsculo estupor de gangrena
en el límpido eco de la patria
grandes-sexagésimos cuervos
rasgan nuestros pentagramas de libertad
sus balas estornudan el terror de licántropos
y sus eyaculatorias palabras expulsan la felicidad del pájaro
con electrochoques tienen el clímax de un mastodonte
destripan nuestras sensaciones en la beatitud del arco iris
en el mediodía
nos obscurecen la memoria
y firman nuestra muerte
con el orgullo de un sabueso
moteado















Camino sobre lápidas
Ecos
Memorias
Es hora de marcharse compañeros
con la daga del silencio en el alma
mis pies traspasan el crepúsculo
mis ojos huyen hacia lo no vidente
el sol se esconde en las entrañas de la tierra
la libertad
agoniza bajo silabas sin renglones
huyamos compañeros
la sangre labra surcos de osamentas
nuestra existencia recorre la yerba de la montaña
o quizás se esconda en el reloj del sin retorno


















Gorilas
Orangutanes legislan otoños de tarjetas de crédito
Una serpiente los seduce a caminar
sobre ruborizadas oscuridades
el aroma de la muerte secunda el meñique de los impostores
un mastodonte verde con cuartada de binocular silencioso
engalana el espejo de la madrugada
un perro sabueso esgrime veredictos con el portafolio todopoderoso
de la Sodoma y Gomorra
un almacigo de metrallas apuntan al pájaro de nuestro archipiélago
un lagarto susurra a sus cómplices
la liebre con sus algarabías de flaquezas
grita que el pájaro no debe retornar
lo espera el sable de un aguijón llamada ley


















Palabra bajo sangre
Poemas contra el golpe

Pagina en blanco para la lucha
Un hombre abraza el crepúsculo a la orilla de los sueños
con heridas en el pecho
una dama escapa del aullido de las aves rapaces
la calle nace en mis manos
y la sangre de ángeles destruye la cobardía de los gorilas
una lagrima calcina mi rostro bajo la mesa
ún viejo se acuesta sobre la noche en las montañas
mi lápiz ya no escribe
memorias
ni andanzas
ni persecuciones
solo rayo el atardecer en el fondo de una pagina en blanco
que muere por las balas
de lo ignoto
por los testaferros.

Oscar Fernando Sierra








La existencia
Existo en la humedad de las hojas
En el lodo de sus pantanos de sangre
existo en el polvo de los ventanales asesinados
nadie dijo nada al final de la calle
la libertada agoniza los silencios de la noche
nuestro sueño se hunde en la mano d el abismo
ellos inventaron la muerte un domingo cualquiera
la existencia es un vendaval
de llantos en el anonimato.


Oscar Fernando Sierra
















La nada y el ser

El ser se durmió en el caracol de la conciencia de los desheredados. Existió el cosmos en nuestros ojos. Surgió de la nada el silbido de las metralletas apuntando los pechos de los inocentes. Provocaron vértigo en nuestras ilusiones. De la soberbia nació la galaxia de sus espadas. Siguen destruyendo los caminos de la libertad. El ser se nos murió desde que ellos provocaron el Big bang.


Oscar Fernando Sierra





















Soledad de esta persecución
Esfera de angustias en el alma del campesino
Reloj indestructible en las paredes
palabra en la firmeza
de los finales en el pecho de los perseguidos
espacio de lirios surgirá
en la tumba
que ellos excavaron
a la orilla de la esquinas rotas de la patria
bajo la lluvia camino hacia el cosmos
de los que mueren con un hilo de sangre en la palabra
hierba
desierto
atardecer
silencios
es lo que queda de nuestras luchas.

Oscar Fernando Sierra

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