Un Romeo sin Julieta
Cuantas veces nos hemos sorprendido de las cosas absurdas que ocurren en nuestras Honduras y que a veces callamos por ser amantes de la tranquilidad. Cuantas veces hemos escondido el rostro en la sombra de la indiferencia, por evitar abandonar nuestras tareas cotidianas.
Cuantas veces nos hemos sonrojado el alma con los bellos paisajes de nuestra tierra y que acariciamos con la mirada, como si fuera el cabello de una hermosa muchacha.
Por esto y por otras cosas, que están por venir, preferimos luchar y jugarnos el pellejo y la vida; frente a la amenaza constante y sonante de los señores golpistas.
Me duele pensar e imaginar, a ese noble hombre José Manuel Zelaya Rosales, encerrado en sus pensamientos, jugando al estira y encoge con la soledad y esquivando esas toneladas de amenazas que caen sobre su cabeza, como una gota de agua que lo golpea con fuerza.
Yo creí, porque el hombre debe creer en algo o en alguien o sino se vuelve estúpido, como dije; yo creí en un tiempo que el general Romeo Vásquez, era un tipo serio, ni Charles Chaplin le arrancaría una sonrisa, creí que era obediente con la Constitución y sus leyes.
Jamás pensé que sería capaz de dar el trasero por un par de monedas. Cuántos hermanos hondureños han sido enviados al sueño sin retorno y faltan otros que no los conocemos y que también han sido enviados al sueño sin retorno.
Ya no sé que pueda pasar en mi país, bueno lo único rescatable y lo felices que han de estar son los protectores de animales por el súbito crecimiento y aparecimiento de gorilas en el territorio hondureño con justa razón a Romeo Vásquez le encantan los bananos grandes y maduros.
Ay mi patria, esa que nos duele a muchos y a otros les encanta para hurtar sus bellas caderas.
Por ratos, días, meses, me desoriento; me es difícil distinguir entre lo que es malo o bueno o lo que es bueno o malo. Es por eso que escribo estas líneas con dolor y una tristeza abrazada a una de mis piernas.
Quiero que sepan mis descendientes que nunca estuve ni estaré de acuerdo con el Golpe de Estado del 28 de junio de 2009.
Mientras tanto, tomaremos el fúsil de la razón con mis amigos: Alex Darío Rivera, Oscar Sierra, Israel Serrano, yo y muchos más. Estamos dispuestos solo a doblar las rodillas ante la justicia y no ante un séquito de gorilas que se rascan las ladillas y el trasero con la Constitución de un país que lentamente se desangra.
Esa justicia que hoy tanto esperamos con sed, hambre y anhelo, llegará un día y nos dirá al oído: hemos triunfado, pero tal vez, para algunos de nosotros, ya sea demasiado tarde.
Naín Serrano.
Olanchito, Yoro.
6 de diciembre de 2009.
lunes, 21 de diciembre de 2009
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